22 junio, 2013

Es que yo no soy como ustedes

Mi primer clase en la U fue de humanidades. Lunes, a las 8:00 am. El tercer piso de ciencias económicas.

Llegué algo retrasada, mi primer viaje en el bus de la U, la primera vez buscando un aula. Normal.

La bienvenida, por la profesora de comunicación, luego, lo obvio: presentarse.

Ahí caí en cuenta de mi situación, había solamente una persona que venía de un colegio público: Yo.

"Me gusta mucho dar esta clase, a esta hora, porque se que se la estoy dando a la gente que tuvo un promedio lo suficientemente bueno como para que se la dieran. Ustedes son de los mejores estudiantes de primer ingreso, son de una élite. Incluso lo notan ahora que se presentaron, al referirse a los colegios de donde vienen"

Mi primer clase en la U fue de humanidades.

De ahí en adelante, solamente han sido confirmaciones.

No, yo no conocí Disney cuando estaba pequeñita ni tengo recuerdos infantiles de aeropuertos. Mi primer viaje en avión fue a los 27 años, porque me mandaron a México del trabajo.

No, yo no tengo recuerdos de monjas que me obligaran a usar un uniforme que odiaba ni a admirar al santo que le da nombre a su congregación. Soy hija de la educación pública de este país.

No, yo no tengo compañeros que compartieran conmigo desde el kinder hasta terminar el cole y luego encontrarnos en la U. A la mitad de gente que conocí en la escuela no la vi terminar el colegio y ni les cuento de los que fueron a la U.

No, yo nunca me peleé con mi papá mientras me enseñaba a manejar. En mi casa el primer carro que hubo fue el que compré yo.

No, yo no tenía a nadie a quien mandarle mi currículo al salir de la U para que me ayudara a conseguir trabajo. Yo he tenido que hacerme nombre solita.

Hoy, yo estoy entre ustedes. No ha sido fácil. Estoy segura que me ha costado un poco más que a ustedes llegar ahí. Tal vez no que a todos, pero sí que a muchos.

Con ustedes trabajo, a ustedes me los encuentro en los restaurantes que frecuento, en los eventos a los que voy. Con ustedes me topo en las librerías, en las tiendas donde compro mi  ropa y mis zapatos.

Yo estoy entre ustedes, pero nos soy como ustedes. 

Yo no soy como ustedes, y me ofendo cuando ustedes dicen ser como yo.

1 comentario:

Andrea dijo...

Yo no soy como vos; tampoco como ellos. Pero en el interior de esta Matriuzka siempre me encuentro algo que huele conocido. Saludos