La linda de Ameyal dejó tareita. Y lo que más me gustó fue su “no obligatoriedad”, así que –solo por eso- digo que sí.
Mi primer beso, como casi todo “primer” en mi vida, no fue el mejor. Tampoco fue –por mucho- el peor. Lo que si tuvo fue un sabor particular: me supo a desencanto.
El sujeto en cuestión era compañero de colegio, de estos que han repetido tantas veces el año que ya hasta podrían dar la clase. Ante mis ojos él era muchas cosas: popular, interesante, experimentado, irreverente, es decir, ¡Perfecto!
A mí, en lo referente a asuntos académicas, siempre me ha ido bien. Soy de esa gente rara que disfruta aprendiendo, resolviendo problemas, conociendo hechos irrelevantes y demás. Así que, para tratar de que el compita este no repitiera más el año, me pidieron que le ayudara.
Empezamos a compartir las tardes. Yo empecé a “enamorarme” y él empezó a convertirme en “su mejor amiga”. El empezó a jalar con una de mis “mejores amigas” y yo me convertí en su consejera particular, paño de lágrimas, mensajera e, incluso,coartada.
Se imaginarán, entonces, lo platónico que empezó a ser este mae. Típica novela de adolescentes: “Enamorada de mi mejor amigo”. Apenas para escribirle una carta al “Doctor Corazón”. ¡Que simpático como a esas edades -lo que pasa en una semana- puede tener una importancia tan grande como si se hubiera experimentado toda una vida!
El compita sabía lo que yo sentía por él. Nunca se lo dije, pero la cara de mensa que hacía cuando lo veía y el hecho de no recordar haberle dicho nunca que no a nada que me pidió, eran mayor señal que una declaración con mariachi y todo.
Pero bueno… yo tiendo a divagar mucho… La tarea.
Fue un 31 de Octubre, se organizó una fiesta para Halloween. La relación de mis amigos se había terminado (temporalmente, ellos volvieron muchas veces).Yo iba con unas amigas. Nos vimos ahí y yo dejé a mis amigas para pasar el resto de la fiesta con él.
Papi me tenía que ir a recoger, pero se le olvidó. Entonces él, muy caballeroso, se ofreció a irme a dejar a la casa.
Llegamos hasta el portón. Yo pasé, el se quedó del lado de afuera.
El se despidió, yo me despedí.
El se acercó, yo me acerqué.
El se acercó más, yo me acerqué más.
El se acercó aún más, ¡yo me asusté! ¡y me alejé! (¡Ay, que linda yo!)
El se alejó, y me reclamó.
El se volvió a acercar, yo me volví a acercar.
El se volvió a acercar más, yo me volví a acercar más.
Es se volvió a acercar aún más, yo me acerqué aún más.
¡Y pasó! Y pasó
Y sentí muchas cosas: humedad proveniente de una boca diferente a la mía, el roce de mi lengua contra otra, unas manos curiosas recorriendo lugares inexplorados.
Sentí temor: no sabía la reacción que podría tener mi papá si salía y nos veía en el portón.
También sentí vergüenza: no sabía que tan bien o mal lo estaba haciendo.
¡Lo que nunca sentí fue las mariposas! ¡Ni en la pancita, ni en ninguna parte!
Recuerdo que hasta abrí los ojos, y me puse a pensar si eso era lo que se debería sentir ¿Esto es todo? Años después me di cuenta que hay mucho más que sentir, pero eso no se sabe a los 14.
“¡Usted si tiene los labios suavecitos!” me dijo con relativa sorpresa, y se fue.
Yo me quedé pensado “¡Claro que los tengo suavecitos! ¿No ve que están nuevos?”
-*-*-
Y para embarcar a otros en el asunto (de hecho es por chepita, y porque se me hace que sus historias deben ser súper interesantes y bien contadas) ahí van mis cinco nominados (a los que tampoco quiero comprometer, tranquis chicolinos):
P.d. La verdad quiero que Esteban también lo haga, pero fijo me va a decir que no. Digamos que es mi "comodín"
5 comentarios:
Me mató ese final porque cuando yo era chiquilla siempre las amigas decían que si una tenía los labios muy arrugados, era porque había besado mucho. Y yo, a ratos quería tenerlos arrugadísimos, pero a ratos, lisitos... nuevecitos.
Gracias mi amiguita querida... un abrazote.
Me encanto tu historia! XD
Jajajajaja! Qué risa... Claro yo hago la tarea con gusto jajaja aunque otra bloggera ya me había asignado dicha labor jaja jueeee todas quieren saber mis secretos jajaja varas, la otra semana estará listo jeje, promesa de BoyScout.
Beso.
Jajaja, hay niña, si viera que yo toda la vida fui un pésimo alumno, nunca hacía tareas o si las hacía era quemándome las pestañas porque todo el día había andado vagabundeando, jugando con mis amigos o viendo tele. Mis hábitos no han cambiado, así que seguro me va a costar mucho hacer esta nueva tarea. Pero vamos a ver si al igual que antes la termino a deshoras (en el mejor de los casos), una vez que me llegue a acordar de algo que pasó hace muuuuuuucho tiempo y de lo cual ya casi ni me acuerdo. Pero tampoco creas que fue tan interesente y mucho menos que yo pueda contar bien esa experiencia.
qué ternura...jajajjaja
Divina.
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