10 julio, 2006

Siete Centímetros

Hace tres meces lo decidí...y dejé de postergar el hacerme cargo (como niña responsable) de mi salud. Lo debería haber hecho antes, considerando los antecedentes familiares de hipertensión, colesterol, diabetes, y la insuperable operación a corazón abierto de papi, pero lo hice... y estoy orgullosa de eso.

Nunca me había preocupado por mi peso, de hecho, ni sabía cuanto pesaba, pero decidí hacer las cosas de la manera correcta (bueno, la que creo es la correcta), entonces empecé a ir con una nutricionista que, me mide, me pesa y me dice que tan bien me porté cada mes.
Ahh... también estoy haciendo ejercicio... porque como lo digo en todos los cursos en los que nos da tiempo de ver la primera unidad "es el mejor complemento de una alimentación balanceada para conservar la salud" y, volviéndo a citarme "hay mil y una razones para hacer ejercicio... y cada vez se descubren más".

Me ha ido muy bien con mi programa de alimentación y con mi "rutina" de ejercicios. De eso no me quejo. Los cambios en mi estado general de salud se evidencian desde una mejor digestión, por aquello que la fibra acelera el tránsito intestinal (y va pitando, dijo Curly); hasta la flexibilidad de mis piernas cuanto abrazo con ellas (¿empierno?) a Andrés.

Todo esto ha hecho que, inevitablemente, le ponga más atención a mi cuerpo y me preocupe por algo que nunca me había preocupado: ¡¡¡ qué al bajar un poco de peso se me caigan los pechos!!! La relación que mis pechos y yo tenemos ha sido muy respetuosa. Siempre han sido relativamente grandes, por lo que no he tenido queja alguna con respecto a ellos; pero ahora, me inquieta que al tratar de mejorar mi condición general de salud ellos se vean afectados de alguna manera (obviamente me refiero sólo a la parte estética, porque si mi salud en general funciona, pues la de mis pechos también).

Hasta ahora todo está bien...pero, lo que realmente de desconcertó, fue darme cuenta de que la Bruja Mayor (más conocida como mi suegra) ha pasado un par de meses visitando cirujanos plásticos para levantarse los de ella. Ok... la mae ya sabe que si se los levanta nada más, el cambio será temporal; que lo que se recomienda es que se los levante y se ponga implantes para que el efecto dure más. Y lo peor... lo que casi me hace friccionar mis dientes aun estando despierta fue el saber que hay una medida... ¡¡una maldita medida para la altura ideal del pezón!!

7 centímetros del huesito que sobresale en el cuello (creo que es el de la clavícula). Ese es el número mágico... Mae, me sentí igualita a una señora que leí en una revista hace años; ella decía: "no me preocupaba de la celulitis hasta que algún estúpido decidió ponerle nombre"y aunque lo mío siempre ha tenido nombre... ahora tengo una medida... 7 putos centímetros.

¡Cómo si no tuviéramos que soportar un montón de "medidas" para ser "mujeres respetables" ahora me salen con esa basura de los 7 centímetros! Digo... no les bastaba con que tengamos edad para casarnos, para tener hijos y para dejar de tener hijos; con que tengamos centímetros para un pecho, cintura y caderas ideales; con que tengamos cantidad máxima de hombres para no ser putas y cantidad mínima para no ser frígidas; con que nos etiqueten, igualito que a la ropa, con ese S, M, L, XL (me di cuenta que también hay XS...ok... ¿anoréxica en potencia?) ahhh y ni mencionar las tallas, que empiezan en la 00 (no era suficiente ser 0... ahora hay que ser 00).... No sigo... son eternas.....

Definitivamente no les bastaba.. porque eso de los 7 cm del pezón ideal... mae... fue demasiado para mi....

Pero lo prometo... desde lo más profundo del corazón... antes de medirme la altura del pezón... ¡me las corto!

1 comentario:

Lachi dijo...

Tienen que ser 7 pulgadas y no 7 centímetros, sino pues la etiqueta que le pueden poner es la de "mujer que se le salen las tetas por el cuello de la camiseta"

saludos