Dentro de ella se esconde otra, que es como ella, pero no es;
y en esa otra se oculta otra, que esconde otra a su vez.
Una se ve, la otra se adivina, la otra ya fue, la otra será,
y todas son de mentira y todas son de verdad.
Ella es la que se mira al espejo y la que en el espejo se ve.
Es lo que dice su boca y lo que ocultan sus ojos también.
Son muchas y distintas mujeres viviendo en una mujer no más.
Uno no puede querer a una sin querer a las demás.
Ella es como una Matryoshka.
Ella es como una muñeca rusa...
Ella es como una muñeca...
Ella es como una...
Ella es como...
Ella es...
Ella.
Y aunque nadie sabe quién es ella, ni lo que ellos para ella son,
todos cuentan la feria según como les fue en el frontón.
Que si la oruga o la mariposa, que si la reina del ajedrez,
que si el infierno o el paraíso, que si el agua o si la sed.
Cuántos quisieran verla entregada, como la playa en la bajamar,
con sus secretos a la intemperie y sus arenas por hollar.
A mí me basta con ser para ella la misma cosa que siempre fui:
el viejo osito de felpa que abraza para dormir.
Ella es como una Matryoshka.
Ella es como una muñeca rusa...
Ella es como una muñeca...
Ella es como una...
Ella es como...
Ella es...
Ella.
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