Andaba donde mi abuelita, la otra, la que vive en Frailes.
Y ella se fue a la pulpería. Y me quedé sola.
Pero a mi me da mucho miedo quedarme sola. Y me fui a buscarla.
Entonces yo salí, y me fui por allá (acá entra en juego la imaginación: el plan es que uno pueda visualizar a esta mirrusca de 5 años, con cara de muñeca, mover la manita hacia la dirección que ella había tomado) y doblé para allá, y subí para allá, y bajé por allá, y cogí por allá y después por allá: ¡Y me encontré un sapo!
Y hay unos sapos que tiran leche y otros que no tiran leche.
Los que tiran leche son los sapos malos. Los que no tiran leche son los sapos buenos.
Entonces, para saber si era un sapo de los buenos o de los malos: ¡Lo aplasté!
3 comentarios:
jajajajjaa
JAJAJAJAJA!!! Y si era uno de los sapos buenos ya ni modo, igual le hubiera tocado la misma suerte que al malo, entendí la analogía :) Todo sapo muere aplastado no? Jajaja sea bueno o malo un beso nena :D
Lo que es la vida, te encontré en twitter y volví a este lugar que no sabía que aún estaba.
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