Hoy no me siento como yo.
Me levanté de la que no sentí mí cama, me bañé en el que no sentí mí bañó y salí despidiéndome de mis papás (esos son míos sin importar como me sienta).
Manejé el que no sentí mi carro, por la ruta de siempre que hoy no sentí mía, y llegué hasta el que no siento mí trabajo.
Me serví café en una taza que me parece extraña y me comí el sándwich que me preparé en
Me senté en un escritorio por completo familiar pero desconocido.
Y ahora escribo con la esperanza de que estás líneas sirvan como un espejo y en algún momento el reflejo me haga reconocerme.
1 comentario:
Al menos es tu texto... jeje.
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