Pe.. ¿qué?

MI perro

La gente no me lo cree. Siempre que les digo que nunca, de niña, tuve mascotas me ven con cara de incrédulos:

- Pero, ¿Ni una tortuga, ni un pez?

- No, ni una tortuga, pez, conejo, perro, gato, lagartija... nada.

- Pero, ¿Cómo hiciste? ¡Si cuando uno está pequeño el perro es un amigo más!

- Seguro, yo no tengo idea.

En fin, el asunto es que el jefe de mi hermano le regaló un perro. Un cruce raro: French Poodle + Schnauzer, pero como “A caballo regalado, no se le mira colmillo”... La verdad que siempre me ha hecho ilusión eso de una mascota (tal vez por lo mismo de nunca haber tenido una... una etapa inconclusa...)

Igual, a mi hermano se le hizo súper práctico. Vive en San Carlos, así que, como era de esperar, se trajo el perro para la casa. Le regalan perro, lo acepta y lo trae a que lo cuidemos acá....Repito, sí me hace ilusión lo del perro, pero lo de la actitud... bueno, ese es otro rollo.

Siento que me está pasando un poco eso que les ocurre a las abuelas (os), tías (os), vecinas (os) y que me pasó como “hermana mayor” al tener que cuidar a una criatura que no es tuya –salvo las diferencias-, surgen tantas preguntas: ¿Hasta dónde llegan mis funciones? ¿Qué se me tiene permitido hacer(le)? ¿Qué hago cuando hace berrinche? ¿Es mi deber educarlo? ¿Puedo darme el gusto de consentirlo? ¿Le tengo que dar las quejas al dueño de la criatura de lo que hizo en su ausencia?...

No podría volver a cuidar hijos que no sean míos. Si me preocupo así por un perro.. ¡ahora por un niño!

Bueno, varias preguntas me las auto-respondí: Claro que puedo educarlo, son mis zapatos lo que se puede comer y es mi pantalón el que puede romper, además, son mis manos las que tienen que limpiar las cacas que deja y son mis visitas las que tienen que convivir con el perro. Claro que lo puedo consentir, si no lo hago yo, pues mi hermano que lo dejó abandonado con nosotros no lo va a hacer. Claro que NO le voy a dar las quejas de lo que hace...el perro es más mío que de él (aunque el lo trajera a la casa).

Cuando me tocaba cuidar a mis hermanos siempre le hacía el mismo reclamo a mi mamá:

- Mami, pero es que no es justo. A mi me toca darles de comer, y cuidarlos, pero no tengo derechos sobre ellos. No los puedo regañar, ni decirles que hacer, ni....

Pues con el perro pasa algo similar con lo de los derechos... Eso de regañarlo no aplica, pero el derecho que realmente me duele no haber tenido es el de DARLE NOMBRE al perro.

Sí, el dueño desentendido le dio nombre. Nombre que cuando me lo dijeron no lo entendí, y después de que me lo explicaron no me gustó. El perro se llama:

“PELUSA: EL PERRO FUTBOLISTA”

¡¿A quien demonios se le ocurre ese nombre para un perro?! Si, a mi hermano, al dueño del perro... "En alusión a Maradona" dijo...¡Cómo si con eso me fuera a gustar el nombre!

Y yo que hasta lista había hecho con Andrés, que es buenísimo para ponerle nombres a las mascotas. El fue el que, a una pata como la que tengo yo acá, le dio el nombre de Inmaculada, una de las perras que tiene ahora se llama Thala (por Thales), el otro perrito se llamaba Galileo (por razones obvias). Yo pensaba en Bruno, Hugo, hasta Esnerto (como el perro de Olafo). Pensé en tantos nombres... aahh, pero no... PELUSA, "EL PELUSA" dijo: "para que se note que es MACHO".

Ya no hay nada que hacer con lo del nombre del perro, el daño está hecho. Sin embargo, Andrés sugirió una modificación, que me pareció simpática. Para él, en lugar de Pelusa: el perro futbolista, MI perro se llamará:

“PELUFO: EL PERRO PROXENETA”